Mi primer viaje a Lonquimay coincidió con uno de los inviernos más crudos de la última década en aquella aislada zona de la Araucanía.
Recuerdo el frío quemando la piel y la nieve colándose por mis botas mientras intentaba llegar hasta Patachoique, un empinado mirador desde donde podría contemplar gran parte del paisaje de la comuna.
Como pueden suponer, la travesía hasta ese ancestral reducto pehuenche se truncó a los pocos minutos y no tuve más remedio que regresar y refugiarme junto a una familia, que administraba un centro invernal.
Mientras mi cuerpo recuperaba su temperatura, la abuela del clan, una reconocida sabia del pueblo, me dijo algo que quedó grabado para siempre en mi memoria: antes de aventurarse a los sitios sagrados de su pueblo, era una obligación para el afuerino solicitar permiso a la ñuke mapu o madre naturaleza para poder ingresar, y que la única manera de resarcirme con ella era regresando cuando el tiempo mejorara. Y esto fue lo que descubrí al volver.
Sobre Lonquimay
Lonquimay, que en mapudungún significa “bosque tupido”, es una comuna que forma parte de la Provincia de Malleco, en el extremo este de la región de la Araucanía.
Enclavada en plena Cordillera de Los Andes, un escenario natural dominado por uno de los volcanes con mayor actividad en las últimas décadas, es un importante paso fronterizo que conecta nuestro país con Argentina.
Fundada en 1897, la mitad de su población es de origen pehuenche. Con cerca de 10 mil habitantes, el 60% se distribuye en zonas rurales, donde la agricultura y la ganadería son sus principales actividades productivas.
Cómo es Lonquimay
La vida en Lonquimay está plagada de contrastes. Durante el verano, el calor puede noquearte si te sorprende en un mal día. Y en invierno, como ya les comenté, la nieve puede sepultarte si no estás bien equipado.
A pesar de sus hermosos paisajes y su enorme potencial turístico, este lugar posee uno de los índices de pobreza más altos de Chile.
Es que en Lonquimay la vida es dura y sus habitantes lo saben. No hay invierno en que este pueblo no quede aislado por intensas y prolongadas tormentas de nieve. Las heladas matutinas queman los campos, lo que dificulta la práctica de la agricultura. Mantener vivo el ganado bajo esas condiciones, es un reto que exige temple y buena cuota de suerte.
Le he preguntado a gente de Lonquimay por qué sigue viviendo allí. La respuesta, con ciertos matices, es casi la misma: porque allí están sus raíces.
Las comunidades pehuenches mantienen una conexión territorial que es única. Según su cosmovisión, ellos son un elemento más de la madre naturaleza, por lo que hacer frente a las duras condiciones climáticas en invierno forma parte de su cotidianeidad.
Para los colonos, Lonquimay es el lugar donde sus antepasados echaron raíces y su compromiso como herederos es mantener vivo su legado y tradiciones.
Atractivos de Lonquimay
La laguna Galletúe es un verdadero tesoro de la comuna. Rodeada de montañas, sus cristalinas aguas son un espectáculo natural. En esa zona nace el Biobio, uno de los ríos más extensos de Chile. En torno a sus riberas se agrupan numerosas comunidades pehuenche. Allí, las tradiciones ancestrales se practican a diario y algunas familias se han abierto al etnoturismo.
La Reserva Nacional Malalcahuello es un símbolo de la región. Sus senderos están inmersos en bosques milenarios, donde la lenga, el roble y raulí, entre otros árboles, dominan el entorno. Una de las experiencias más extraordinarias es ascender hasta el Navidad, uno de los cráteres del volcán Lonquimay, que se formó después de su última erupción, el 25 de diciembre de 1988.
El Centro Invernal Los Arenales es uno de los atractivos más importantes de la comuna. Se encuentra en un sector montañoso llamado Cuesta Las Raíces. Administrado por diferentes familias pehuenche, este recinto es punto de encuentro para la comunidad.
Sus precios son accesibles para todos los habitantes, quienes usan sus pistas para lanzarse en trineos. Antiguamente, allí funcionó un andarivel que atraía la visita de esquiadores de todo el país. Hoy está en desuso, pero uno de los objetivos comunales en el corto plazo es habilitarlo.
Arenales es el punto de partida hacia Patachoique, el famoso mirador del que les hablé al comienzo. Desde ese lugar se puede observar el valle de Lonquimay, algunos de sus ríos y los enormes volcanes que hay en la región.
Recomendaciones
Lonquimay es un lugar que merece ser visitado todo el año. A pesar de su crudeza, el invierno allí regala paisajes realmente asombrosos. Aunque debes tener en cuenta que, a veces, producto de las nevazones, las rutas se cortan y puedes quedar aislado en el pueblo. Si eso ocurre, debes tener un poco paciencia y aprovechar el tiempo para disfrutar de este lugar. No olvides llevar ropa abrigada, idealmente primeras, segundas y terceras capas. La vas a necesitar.
Ah, lo más importante… recuerda pedir permiso a la ñuke mapu antes de emprender cualquier travesía. Se sentirás seguro y acompañado.
Clima de Lonquimay
En esta localidad, el promedio térmico anual es de 8,4°C. Junio y julio son los meses más fríos, cuya temperatura promedio es de apenas 1,5°C. Los temporales de nieve son frecuentes y suelen provocar cortes en los caminos que unen el pueblo con las localidades del interior. Al año, las precipitaciones acumulan 3.000 mm de agua.
Dónde está Lonquimay
Lonquimay se encuentra en zona andina de la Araucanía, específicamente en la provincia de Malleco. La distancia con Temuco, la capital regional, es de 149 kilómetros. El tiempo de viaje desde esa ciudad es de poco más de dos horas.
¿Cómo llegar?
Desde el Aeropuerto de Temuco, debes tomar la Ruta 5 y avanzar en dirección norte hasta la comuna de Lautaro. Allí toma la ruta S-R-11 y sigue hacia el oriente. En Curacautín, dobla hacia la derecha e incorpórate a la Ruta 181 hasta llegar a Lonquimay.
Me gusto mucho lo que vi