Yo Recomiendo: Comunidad agrícola Peral Ojo de Agua

A pocos kilómetros del ingreso principal al Parque Nacional Fray Jorge, perdido en la aridez del secano costero de la región de Coquimbo, existe un pequeño y remoto lugar donde sus habitantes se han organizado para convertir su comunidad en un atractivo polo de turismo, que combina cultura, patrimonio y sustentabilidad.

Hasta hace poco más de cinco años, Peral Ojo de Agua no era más que el típico pueblo que aparece de forma sorpresiva, sin anuncios ni señales, en medio de la ruta hacia un destino mayor. A menos que tuvieras una emergencia insoslayable, muy pocos se tomaban la molestia de salirse del camino para conocerlo. Y es que, a favor de los viajantes, hay que reconocer que por aquel entonces en ese lugar no había mucho que ver: un campo de cultivos por aquí, un piño de cabras por allá. Y pare de contar.

No ayudaba el hecho de que la mayoría de sus habitantes fuera gente mayor. Toparse con una persona joven allí era una rareza. Claro, como en muchas zonas del interior, al cumplir cierta edad, la gente tiene que abandonar sus casas y separarse de sus familias para ir en busca de un mejor futuro. Y Peral Ojo de Agua no era la excepción.

Entonces un día ocurrió lo inesperado: un grupo de jóvenes, principalmente hijos y nietos de los comuneros, decidió regresar con la idea de reverdecer su querido Peral y ponerlo en el mapa. Y tenían bastante “materia prima” con la que trabajar: una tradición de artesanos y artesanas de larga data; uno de los cielos más prístinos de Chile; y, por si eso no fuera suficiente, un fruto silvestre único en la región: el copao. Y todo a escasos kilómetros de Fray Jorge.

La idea de convertir esta localidad en un destino turístico 100% sustentable fue el resultado de largas conversaciones. Pero hubo un hecho que fue determinante: en 2018, la comunidad se opuso de forma tenaz a un proyecto para iluminar las calles del pueblo. Su argumento fue tan simple como contundente: que su cielo no se contaminara.

Esta decisión suscitó bastante interés en la opinión pública y fue el empujón que necesitaban para dar el gran el salto. Así nación la Ruta Patrimonial Secano Costero.

Hoy, Peral Ojo de Agua es parada obligada para quienes visitan el parque nacional. Sus calles actualmente desbordan energía. En la avenida principal funciona una feria donde artesanas y artesanos exhiben con orgullo sus trabajos. La gastronomía también está presente con dos restaurantes de primer nivel, donde el copao, el fruto de un cactus endémico que crece en los cerros cercanos al pueblo, es el ingrediente estelar.

Y para quienes disfrutan de la astronomía, en las afueras de pueblo funciona un astro camping, un novedoso proyecto liderado por dos jóvenes, cuyo objetivo es ofrecer a los turistas los cielos más despejados para disfrutar del universo. Hasta ese lugar suelen llegar familias y profesionales en sus casas rodantes con el simple objetivo de conectarse con la naturaleza.

Peral Ojo de Agua es un destino que tiene de todo. Un lugar tranquilo y silencioso, ideal para desconectarte del estrés citadino. Si andas de visita por la región de Coquimbo, tómate el tiempo de conocer este pueblito. No te vas a arrepentir. Yo, sin duda, lo recomiendo.

Ubicación: localidad situada 54 kilómetros al oeste de la comuna de Ovalle, región de Coquimbo.

 

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