En el territorio más austral del planeta, donde el continente americano encuentra su fin, se encuentra uno de los lugares más hermosos y sorprendentes Chile: Magallanes, la puerta de entrada a la Antártica.
¿Sabías que el 52% de su territorio corresponde a áreas silvestres protegidas?
El Parque Mariano Francisco Coloane y Torres del Paine, verdaderas maravillas del mundo, son sólo un resumen de la extraordinaria diversidad de la región.
Los Campos de Hielo Sur, sus fiordos y canales australes, la Cordillera de Paine y la mítica Isla de Tierra del Fuego completan un escenario, al menos desde mi punto de vista, insuperable.
El Parque Botánico Omora es de esos lugares que, a pesar de la distancia y desconexión, vale la pena conocer. Situado al sur de la Isla Navarino, en uno de los rincones más australes y salvajes de planeta, forma parte de la exuberante Reserva de la Biósfera de Cabo de Hornos y cuenta con una extensión de 1.000 hectáreas.
La reserva fue fundada en 2000 y es fruto de una alianza conjunta entre la Universidad de Magallanes, el Instituto de Ecología y Biodiversidad y la Fundación Omora. Sus principales objetivos son la investigación científica, educación medioambiental y la conservación.
Omora, que en lengua yagán quiere decir “colibrí”, es un recinto que grafica la extraordinaria biodiversidad de la isla, considerada uno de los ecosistemas más puros del planeta. Allí confluyen, en un mismo escenario natural, grandes extensiones de bosque nativo, principalmente coigües, lengas y ñirres; turberas y humedales; y un exuberante sotobosque, compuesto de helechos, orquídeas, musgos y líquenes.
Una de las iniciativas más sorprendentes del parque es el proyecto conocido como Ecoturismo con Lupa. Esta experiencia consiste en recorrer un circuito de tres horas donde se puede apreciar, con lujo de detalles, sus hermosos “bosques en miniatura”, conformados por musgos, líquenes y hepáticas de tamaño minúsculo. Es una invitación a abrir los ojos para y disfrutar de la naturaleza en su estado más puro y desconocido.
El Parque Omora está a menos de tres kilómetros de Puerto Williams y es un excelente panorama complementario para quienes llegan los confines del continente para recorrer el circuito Dientes de Navarino, el trekking más austral del planeta.
Parque llegar a Puerto Williams, tienes dos posibilidades: a través de un vuelo desde Punta Arenas o navegando desde la misma la ciudad, una travesía de 37 horas, que cruza canales, fiordos y que ofrece estremecedoras panorámicas de innumerables glaciares y ventisqueros.
El Parque Omora es, como dije al principio, un verdadero tesoro en uno de los destinos más bellos de Chile. Por eso, Yo lo Recomiendo.
Ubicación: Puerto Williams, Isla Navarino, región de Magallanes
¿Cómo y de dónde vienen los pingüinos que anidan en la Patagonia chilena? ¿Qué comen? ¿De qué deben cuidarse? En este episodio de “Lugares que Hablan” conocimos esa y otras respuestas.
Todo empezó cuando al bajar del Ferry que nos llevó hasta Isla Magdalena, una turista de Polonia se acercó amablemente para contarme que veía nuestro programa vía YouTube y pedirme una foto. Fue un momento especial saber que gente de lugares tan lejanos puede enamorarse de Chile a través de lo que hacemos.
De ahí, pude conocer a los grandes protagonistas de esta historia: los pingüinos de Isla Magdalena. Pude ver de cerca sus nidos, las diferencias entre ellos y cómo eran capaces de dar su vida con tal de proteger de los depredadores su más preciado tesoro: sus huevos. Es normal que en la isla sobrevuelen pájaros parientes de las gaviotas conocidos como “Escúas”, que se dedican precisamente a alimentarse de las futuras crías de pingüino mientras estas se encuentran en fase de empollamiento.
Si alguna vez te preguntaste cómo es el recorrido de un turista, los cuidados que se deben tener para proteger las cuevas de los pingüinos, este episodio de Lugares que Hablan no sólo te lo dejará claro, sino que también va a profundizar sobre el hermoso trabajo de preservación realizado por todo el personal de Isla Magdalena: los valientes hombres y mujeres que trabajan en CONAF.
Cambio climático
Los pingüinos están llegando tarde a anidar en la isla. Es una realidad. Si el año 2010 llegaban 63.000 parejas de las aves a expandir su tribu, a día de hoy son sólo 13 mil. Según lo explicado por los expertos en la fauna del lugar se debe a que podrían estar cambiando de hábitat, pero también al desorden provocado en los tiempos de las lluvias.
Llueve en fechas en que los animales no acostumbran estar preparados y con la intensidad de las lluvias se inundan los nidos, lo que impide obviamente que los huevos permanezcan a la temperatura adecuada para poder llegar a su fase completa de desarrollo.
Si quieres ver más de cerca el proceso natural de las parejas de pingüinos de Isla Magdalena, ellos llegan en septiembre a hacer sus nidos. En marzo, comienzan a viajar hacia las costas de Uruguay y el sur de Brasil.
Puedes revisar este episodio completo de Lugares que hablan en este enlace.
Un paraíso terrenal en el último rincón del planeta. Eso es el Parque Nacional Alberto de Agostini, un territorio virgen e inexplorado, que te estremecerá por la belleza de sus paisajes, su exuberante vegetación y sus imponentes glaciares. Te invito a descubrir la joya de Magallanes, una de las 24 ecorregiones más prístinas del mundo.
Con sus 14.600 km² de superficie, el Alberto de Agostini es el tercer parque más grande de nuestro país. Enclavado en la zona más austral de la Patagonia, está conformado por todas las islas que se encuentran al sur del estrecho de Magallanes y al poniente de la isla Navarino, además de una porción de la Tierra del Fuego, incluyendo la Cordillera Darwin.
Inaugurado en 1965, su nombre se debe al sacerdote jesuita y explorador Alberto Agostini, quien recorrió la Cordillera de Darwin entre los años 1913 y 1924. Sin embargo, sus primeros habitantes fueron los yaganes, un pueblo de nómades pescadores y recolectores, quienes recorrieron sus canales y fiordos desde el 6.000 AP.
La columna vertebral del parque es la Cordillera de Darwin. Este cordón montañoso se extiende por 35 kilómetros y es el responsable de la accidentada geografía del lugar, conformada por numerosas islas, montes, fiordos y canales.
Este paraíso austral cuenta con una exuberante y colorida vegetación, conformada por bosques siempreverde de Magallanes, coigües, canelos y lengas, que contrastan con los imponentes glaciares que dominan el paisaje desde los cielos. Además, el suelo está cubierto casi en su totalidad por musgos, líquenes y turberas, éstas últimas claves en la acumulación de dióxido de carbono y hábitat de numerosas especies.
En cuanto a su fauna, las aves conforman la principal forma de vida animal en el parque. En su costa es muy común ver cormoranes, canquenes y martines pescadores. Los albatros, uno de los pájaros más grandes del mundo, también encuentran refugio en este paraíso. Entre los mamíferos, podemos encontrar coipos, elefantes marinos y nutrias.
Atractivos del Parque Nacional Alberto de Agostini
Uno de los atractivos más imponentes del parque es el Monte Sarmiento. Con sus 2.404 msnm, la cima de esta montaña piramidal atesora un gigantesco glaciar. Tan célebre este rincón del Alberto de Agostini que fue destacado nada menos que por Julio Verne en «Veinte mil leguas de viaje submarino».
El fiordo Marinelli también resulta indispensable. Además de poder interactuar con la fauna marina, especialmente con una gran colonia de elefantes marinos, tendrás el privilegio de contemplar el glaciar más grande del parque que, con sus 135 km2 de superficie, sus 17 km de largo y sus 40 metros de altura, te dejará realmente atónito.
Otros sitios que debes visitar son el ventisquero Pía, una enorme masa de hielo que cuelga de la Cordillera de Darwin, y el Pico Francés, punto en el que se desprenden dos impresionantes glaciares.
La reserva pose un clima templado frío y húmedo. La temperatura media anual es de 9°C y la mínima 2°C. En otoño e invierno es cuando aumentan considerablemente las precipitaciones, que van desde los 600 a los 4.000 mm, y las temperaturas descienden hasta los -1°C.
La única forma de acceder al parque es por vía marítima. Si Punta Arenas será tu centro de operaciones, te recomiendo ponerte en contacto con Cruceros Australis, una empresa turística que ofrece diferentes itinerarios para recorrer el Alberto de Agostini.
En Magallanes siempre hace frío y habitualmente llueve. Independiente de la época en que visites la zona, lleva ropa abrigada. Recuerda que las ráfagas de viento son muy intensas.
Se encuentra ubicado a 800 milla náuticas al sur de Punta Arenas, en la comuna de Puerto Williams, región de Magallanes. El parque atraviesa las provincias de Magallanes, de Tierra del Fuego y de Antártica Chilena
El parque se ubica 800 millas náuticas al sur de Punta Arenas, siendo su principal acceso marítimo. Desde Punta Arenas, Puerto Montt o Ushuaia zarpan diversas embarcaciones que ofrecen travesías australes. La principal es la que realiza dos veces a la semana Transbordadora Broom (www.tabsa.cl) y que conecta Punta Arenas con Puerto Williams en una navegación de 31 horas.
¿Sabías que, en la zona más austral de Chile, existe un territorio donde podrás palpitar la curiosa sensación de caminar por el llamado “fin del mundo”? Un lugar que se erige como el paraíso para los amantes de la geología y vulcanología. Te invito a recorrer el Parque Nacional Pali Aike, un verdadero tesoro de la región de Magallanes.
Creado en 1970, Pali Aike está situado en la comuna de San Gregorio, 190 kilómetros al noreste de la ciudad de Punta Arenas. Sus primeros habitantes fueron los tehuelches, un pueblo de cazadores nómades que hace aproximadamente 8.000 años recorrieron esta zona en busca de guanacos, ñandúes y otros animales. El nombre del parque proviene de su lengua y quiere decir “lugar desolado de los malos espíritus”.
Además de sus grandes extensiones de bosque nativo, sus prístinos ríos y sus silenciosas pampas, Pali Aike es un sitio de gran interés para los amantes de la geología y vulcanología, ya que entre sus principales atractivos se encuentra un extenso territorio cubierto de lava basáltica y conos de escoria similares a un paisaje lunar.
Al estar gran parte de su superficie cubierta de lava basáltica, el parque ofrece paisajes únicos, que descolocan por sus formas y colores. Recorrer sus extensos campos de escoriales es una experiencia asombrosa, que no podrás sentir en ningún otro lugar.
Los derrames de lava, además de moldear su geografía, han determinado el tipo de vegetación que crece en sus suelos, principalmente de estepa fría o patagónica. Entre los arbustos es posible encontrar el calafate, la mata negra y el brecillo, conocido como murtilla.
La fauna autóctona es nutrida y diversa. Entre las aves destacan queltehues, ñandúes, cisnes, flamencos, patos jergones y chorlos de doble collar. El mamífero con mayor presencia es el guanaco, que comparte territorio con otras especies, como armadillos, zorros grises, ratones y murciélagos.
Uno de los principales atractivos del parque se encuentra la famosa Cueva de Pali Aike. Declarada Monumento Histórico en 1969, esta caverna fue descubierta en 1930 por el arqueólogo estadounidense Junius Bouton Bird, quien la excavó y encontró algo similar a un proyectil, el que tras diversos estudios fue datado con una antigüedad cercana a los 8.000 años. Utilizada ancestralmente como refugio y centro ceremonial por el pueblo tehuelche, en ella también se encontraron restos de fauna pleistocénica, grandes animales que hoy están extintos.
Otro imperdible es el Escorial del Diablo, un enorme valle, moldeado por antiguas erupciones volcánicas, cuyo aspecto lunar te dejará sin aliento. Este asombroso campo de conos posee múltiples minerales que pintan de colores algunos sectores de su superficie y singulares formaciones rocosas, que te invitan a echar a volar tu imaginación. Para recorrer este atractivo hay senderos establecidos, miradores e incluso zonas para acampar.
La Laguna Ana es otro de los atractivos más sorprendentes de este parque. Desde ese lugar, al que se llega luego de una caminata de un par de horas, se obtiene la mejor panorámica del Pali Aike.
Pali Aike posee un clima templado frío y húmedo. La temperatura media anual máxima es de 9ºC, mientras que la mínima de 3ª C. En otoño e invierno aumentan considerablemente las precipitaciones, que suelen alcanzan entre 40 y 25 mm de lluvia anual.
El frío esta ciudad, así como en todo Magallanes, se siente independiente de la temporada. Sugiero que lleves ropa abrigada, primeras, segundas y terceras capas, así como gorros y guantes. Para recorrer el Parque Nacional Pali Aike necesitas un vehículo particular, idealmente con doble tracción. Las distancias son extensas y muchas veces los caminos no están en buenas condiciones.
Desde Punta Arenas debes acceder hacia el oriente por la ruta internacional CH- 255, que va al Paso Fronterizo Monte Aymond, y en el kilómetro 168 tomar el desvío Punta Delgada en Villa O’Higgins. Desde ese lugar debes avanzar 28 kilómetros hasta el Parque Nacional
Es uno de los destinos imperdibles para quien visita una de las ciudades más australes del mundo. La Reserva Nacional Magallanes no sólo deslumbra por sus paisajes, su exuberante vegetación y las numerosas actividades que allí puedes realizar, sino también por su cercanía con las zonas urbanas y su fácil accesibilidad. Te invito a descubrir este hermoso destino, la joya de Punta Arenas.
Conocida localmente como Parque Japonés, esta unidad cubre una superficie total de 19.625 hectáreas. Fue creada en 1932 con el objetivo de proteger sus recursos hídricos y su variada flora y fauna.
Posee abundante vegetación nativa, conformada por numerosas especies de arbustos, como el calafate, romerillo y la zarzaparrilla, así como de añosos bosques de lengas y coihues. Además, destaca una nutrida presencia de hierbas y plantas, que superan con facilidad las 200 especies.
La reserva es hogar de una fauna muy diversa, como avutardas, caiguenes, Chinchillas, pitios, carpinteros, zorzales, patos pequeños y reales, lauchones, ratones lanudos y pumas.
Una de las principales características de la reserva es su extensa red de senderos interpretativos y de excursión, que en total suman 60 kilómetros. Un tramo de éstos forma pare del Sendero de Chile y está acondicionado para persona con movilidad reducida. Como ya les comenté, en este lugar podrás rienda suelta a tus sentidos para disfrutar de sus extraordinarios paisajes.
Al interior del valle del río Las Mines se pueden observar fósiles de origen marinos, provenientes de conchales, y también vegetales petrificados. Para visitar este sector del parque, te recomiendo contactar a una agencia turística local y organizar una travesía.
Algo que hace única a este Reserva es que en su interior se encuentra el centro de esquí más austral del mundo y uno de los pocos que poseen vista al mar. El Club Andino, Su temporada se extiende entre los meses de junio y octubre.
Otros destinos cercanos a la reserva son el Cabo Froward, el Cementerio de Punta Arenas, el Cerro De La Cruz, la Cueva Pali-Aike, el Faro San Isidro y el Fuerte Bulnes.
La Reserva se encuentra emplazada en un área de transición entre el clima de estepa fría y clima trasandino con degeneración esteparia. Las temperaturas promedian anualmente los 4º C, mientras que las precipitaciones se sitúan en un rango de 490 a 830 mm al año. La nieva también es abundante, principalmente entre los meses de junio y julio.
En Magallanes hace frío todo el año. No importa si estás en primavera o verano, no olvides llevar ropa para capear las bajas temperaturas. La humedad y el barro son abundantes, por lo que te sugiero un buen calzado, idealmente impermeable.
El ingreso al parque tiene un valor de $1.500 para los adultos Y costo cero para los niños. Si vas utilizar la zona de picnic, deberás pagar $5.000. No olvides llevar efectivo.
La Reserva Nacional está ubicada en la península de Brunswick, siete kilómetros al oeste de la ciudad Punta Arenas, capital de la región de Magallanes y la Antártica Chilena.
Desde Punta Arenas, se accede por la prolongación de la Avenida Salvador Allende en dirección oeste. Al llegar sector de Las Minas se encuentra el ingreso principal junto a la administración de Conaf.
Es un sitio donde la naturaleza se manifiesta en su estado más puro. Un destino salvaje e inexplorado, que mantiene intacto la mayoría de sus paisajes. Es Isla Riesco, un tesoro de la región de Magallanes, cuya colosal belleza ha sido reconocida en todo el planeta y que hoy se ve enfrentado a una grave amenaza. Te invito a descubrir este mágico territorio, un paraíso terrenal suspendido en el tiempo.
Forma parte de la comuna de Río Verde y se encuentra a 91 kilómetros de Punta Arenas, la capital de la región de Magallanes. Separada del contienen por el mítico canal Fitz Roy, Riesco posee una superficie de 5.110 km2, lo que la convierte en la cuarta isla más grande del país.
Sus primeros habitantes fueron los kawésqar, un pueblo de cazadores nómades que solían navegar los fiordos y canales australes montados en largas canoas. A comienzos del siglo XX, comenzó a poblarse de colonos extranjeros, principalmente croatas y escoceses, quienes dividieron el territorio en gigantescas estancias, las que hasta el día de hoy se utilizan para criar ovejas y explotar su lana. Hoy, Riesco viven aproximadamente 150 personas.
Dicen sus habitantes que viven en el territorio donde se acaba el horizonte. O donde comienza. Porque en este lugar el paisaje se divide en dos: arriba el cielo y abajo, el mar. En esta isla no hay cables, carreteras ni tendido eléctrico. Recorrer sus exuberantes paisajes, conformados por montañas, bosques, glaciares, ventisqueros, fiordos, lagos, humedales y extensos valles, es un viaje en el tiempo.
Allí, 24 especies de mamíferos, entre los que destacan el huemul, el puma, el gato montés y zorros, y 136 de aves, encuentran refugio. En su franja costera conviven cuatro tipos de delfines, lobos y elefantes marinos, pingüinos y ballenas, que suelen visitar esta región durante los meses de verano.
Gracias a su extraordinaria biodiversidad y sus numerosos ecosistemas, Isla Riesco fue destacada por la prestigiosa revista norteamericana “The Atlantic Monthky” como uno de los lugares más bellos del mundo, ocupando el puesto ocho. A partir de 2019, la mitad de su superficie forma parte del Parque Nacional Kawésqar.
A pesar de su enorme valor natural y patrimonial, Risco se encuentra bajo permanente amenaza. En sus entrañas se encuentra una de las reservas de carbón más importantes de Chile y opera la mina de carbón a cielo abierto más grande la historia de Chile, con un rajo de explotación de 500 hectáreas. Este polémico proyecto, que ha encontrado la férrea resistencia de la mayoría de sus habitantes, no sólo contempla la extracción de este mineral, sino también almacenamiento, chancado y transporte marítimo, utilizando una ruta similar a la de las ballenas, que cada verano suelen visitar esta zona para alimentarse.
Inaugurado en 2019, el Parque Nacional Kawésqar es una de las maravillas de esta región. Ubicado a poco más de 150 kilómetros de Punta Arenas, sus paisajes están conformados por bosques, fiordos, lagos y humedales, que sirven de refugio para numerosas especies, entre ellas el huemul, el gato montés y el puma. Sus 2,5 millones de hectáreas de superficie, lo convierten en la segunda reserva más grande del país, sólo superado por el Bernardo O’Higgins.
Otro atractivo imperdible es el Parque Marino Francisco Coloane. Inaugurado en 2003, ubica entre las islas Riesco, Santa Inés y la península de Brunswick. Sus 67 mil hectáreas de superficie sirven de refugio para una gran cantidad de animales, entre ellos la ballena jorobada, la orca, el lobo y el elefante marino. Allí también hay grandes colonias de pingüinos de Magallanes y otras aves endémicas, como el petrel gigante antártico y el cormorán imperial.
Las Pingüineras del Seno Otwey es uno de los atractivos más populares y visitados de la región. Se encuentra ubicado 65 kilómetros al norte de Punta Arenas. Entre los meses de octubre y abril cerca de 6.000 ejemplares de la especie Pingüino de Magallanes ocupan este sitio para nidificar.
Si quieres disfrutar de la gastronomía típicas de la región de Magallanes y además conocer parte de su historia, te recomiendo visitar la Estancia Fritz Roy. Los corderos al palo, asados durante horas, son su principal carta de presentación. También puedes recorrer el museo familiar y observar algunas de sus faenas ganadera, como la esquila.
El clima de Isla Riesco es templado frío y de tundra, con alta precipitaciones a lo largo del año. Esta zona es un área de constante viento, el que se hace más intenso durante la primavera-verano, época que alcanza una velocidad promedio de 30 a 40 km/hora.
En Magallanes hace frío, llueve y sopla viento durante todo el año. Te recomiendo llevar ropa abrigada para el invierno y verano. Recuerda que entre mayo y septiembre las horas de luz son escasas.
Aunque puedes visitar Risco durante el día, en las isla hay varias estancias que se han adaptado para recibir y alojar a los turistas, además de crear programas para recorrer sus zonas más bellas.
Para llegar a Isla Riesco debes cruzar el canal Fitz Roy a través de un ferry. El costo del traslado, idea y vuela, para los vehículos tiene un valor de $24.000. El primer zarpe es a las 08:00 y el último a las 20:00 horas. Hay salidas y llegadas durante todo el día.
Desde Punta Arenas, debes avanzar hacia el norte por la Ruta 9 hasta llegar al caserío llamado Campo la Avena, que colinda con el Lago Cabeza de Mar. Allí, incorpórate a la ruta Y-50 y avanza hacia el noroeste hasta llegar a Río Verde. En el embarcadero de ese pueblo zarpan el Ferry con destino a Isla Verde.
La “puerta de entrada” al Parque Nacional Torres del Paine es mucho más que un lugar de paso para los miles de turistas que cada año visitan la “Octava maravilla del mundo”. Puerto Natales es una ciudad que brilla con luz propia y que te sorprenderá por la pureza de su entorno, sus bellos paisajes, su historia, tradiciones centenarias y su multiculturalidad. Te invito a descubrirla.
Sobre Puerto Natales
Sobre Puerto Natales
Esta cuidad y puerto de la región de Magallanes se ubica en la ribera del Canal de Señoret, entre el golfo Almirante Montt y el seno Última Esperanza. Aunque la historia oficial atribuye su fundación a los avezados colonos que, desafiando un clima hostil y la desconexión más absoluta, llegaron a la zona a mediados del siglo XIX, lo cierto es que sus primeros habitantes fueron los kawésqar, un pueblo de pescadores nómades que durante miles de años recorrieron sus los accidentados canales y fiordos de la zona montados en canoas forradas con pieles de lobos.
Durante el siglo XX, Natales fue uno de los centros de exportación de carne más grande del mundo. Aunque con el tiempo esta actividad ha decrecido, la ganadería ovina y bovina sigue siendo la principal actividad económica de los casi 21 mil habitantes que residen en esa comuna.
¿Cómo es Puerto Natales?
Es lugar apacible, donde la identidad patagónica se manifiesta en cada recodo. Su arquitectura es sencilla y pintoresca. La costanera de la ciudad ofrece un paisaje natural realmente asombroso, con la cordillera como telón de fondo sumergiéndose en las frías aguas del Canal de Señoret. Su centro urbano, ordenado y pintoresco, cuenta con todos los servicios de una gran ciudad. En Natales abundan los restoranes, los pubs y picadas donde no sólo se come bien, sino que también a muy buenos precios. Su infraestructura de alojamiento es variada y para todos los bolsillos.
Una de las mayores virtudes de Natales es que se encuentra rodeada de paisajes de gran belleza escénica. Basta salir un par de kilómetros del centro de la ciudad para encontrarse con la naturaleza en su estado más puro y salvaje. Allí, entre caudalosos ríos de aguas cristalinas, acantilados, bosques de lengas, fiordos y extensas estepas, los guanacos, zorros, libres y ñandúes, entre muchas otras especies nativas, se mueven a sus anchas, en completa libertad.
Atractivos Puerto Natales
Atractivos Puerto Natales
Con sus 227.298 hectáreas de superficie, el Parque Nacional Torres del Paine es, qué duda cabe, el mayor atractivo de la región de Magallanes. Declarada por la UNESCO como Reserva de la Biósfera en 1978, este recinto alberga uno de los últimos ecosistemas en el planeta que se mantiene intacto.
Puerto Natales es el punto de partida hacia uno de los atractivos naturales más impresionantes de la región de Magallanes. Conocida como la Ruta del Pionero Juan Ladrilleros, esta expedición tiene como destino final, luego de un día de navegación, los glaciares Balmaceda y Serrano, dos de los tesoros mejor guardados de la Patagonia.
Si eres un buen caminante, debes conocer el sendero Vista de Sierra Dorotea. Ubicado a menos de 10 minutos de la ciudad, este circuito está diseñado para todo público, aunque a veces con las nevadas puede hacerse un poco más complejo. Al llegar a la cumbre, tendrás una increíble panorámica de Puerto Natales y de los paisajes que la rodean. Si tienes un poco de suerte, también podrás disfrutar del imponente vuelo del cóndor, una de las aves más bellas que habita en nuestro territorio.
Otra aventura que ofrece Natales es la Escalada en Laguna Sofía. Ubicada a menos de 30 kilómetros del pueblo, durante los meses de verano este lugar es utilizado como balneario, practicar pesca deportiva y como circuito de MTB.
Si prefieres un panorama más cultural, visita la Cueva del Milodón. En ese lugar fue encontrado el trozo de piel con el mismo nombre, un extinto perezoso de grandes dimensiones. El paisaje y su aporte al conocimiento panteológico lo han convertido en todo un hito.
En Natales se come bien. Y cuando digo bien, me refiero a una ecuación que combina sabor, calidad y contundencia. Si quieres disfrutar de la riqueza de su costa, te recomiendo los mariscos que ofrecen en el restaurante Entre Vientos y el chupe de centolla que cocinan en el Kosten. Ahora bien, si quieres chuparte los dedos con el producto estrella de la región, el cordero, te recomiendo visitar el Aldea, cuya preparación se diferencia de la competencia gracias a su ingrediente secreto: el curry.
Como puedes ver, esta ciudad ofrece múltiples actividades, te encontrarás con gente muy amable y un paisaje alucinante que vas a querer volver a visitar.
Clima de Puerto Natales
Clima de Puerto Natales
Natales posee un clima templado frío lluvioso, sin estación seca, pero con microclimas. Las temperaturas promedian anualmente los 8º C, pero en verano varían entre los 10º C y 18º C. Las precipitaciones anuales alcanzan los 450 mm. A pesar de su ubicación geográfica, las temperaturas medias durante el inverno son superiores a 1°C, aunque durante los meses de julio y agosto estas pueden bajar de los 0°C. Otra característica de esta ciudad
es la persistencia del viento de dirección sureste y oeste, con una intensidad media de 15 a 20 km por hora.
Recomendaciones
Recomendaciones
El frío en esta ciudad, así como en todo Magallanes, se siente independiente de la temporada. Sugiero que lleves ropa abrigada, primeras, segundas y terceras capas, así como gorros y guantes. Para recorrer Puerto Natales necesitas un vehículo particular, idealmente con doble tracción. Las distancias son extensas y muchas veces los caminos no están en buenas condiciones.
Entre Santiago y Punta Arenas el vuelo dura alrededor de 3 horas. Una vez que llegues al Aeropuerto de Punta Arenas “Carlos Ibañez del Campo”, puedes trasladarte directamente hacia Puerto Natales (247 kms.) o bien hacerlo desde la ciudad de Punta Arenas (254 kms) con una duración aproximada de 3 horas de viaje.
¿Dónde está Puerto Natales?
¿Dónde está Puerto Natales?
La ciudad se encuentra 247 kilómetros al norte de Punta Arenas, la capital de la región de Magallanes. Geográficamente, Puerto Natales está situada a orillas de Canal Señoret, entre el Golfo Almirante Montt y el Seno Última Esperanza
¿Cómo llegar?
¿Cómo llegar?
Desde Santiago, debes tomar un vuelo con dirección a Punta Arenas. Una vez en el Aeropuerto “Carlos Ibáñez del Campo”, debes arrendar un vehículo o contratar los servicios de una empresa de traslado y avanzar 247 kilómetros en dirección norte por la Ruta 9.
¿Sabías que, en el corazón de Tierra del Fuego, se encuentra la única colonia de pingüinos rey de Latinoamérica? En medio de un entorno que sobrecoge por su silencio inquebrantable y sus desolados paisajes, este lugar se ha convertido en un destino imprescindible para quienes visitan esta mágica isla. Te invito a descubrirlo.
Sobre el Parque Pingüino Rey
Sobre el Parque Pingüino Rey
Creada en 2011, esta reserva es una iniciativa de conservación de la única colonia de pingüinos rey de Latinoamérica. Se encuentra en el sector de Bahía Inútil, 114 kilómetros al sur de la ciudad de Porvenir, frente a las costas del Estrecho de Magallanes.
¿Cómo es el Parque Pingüino Rey?
¿Cómo es el Parque Pingüino Rey?
Todo comenzó en 2010, cuando un grupo de cinco ejemplares de esta especie se asentó en la ribera sur del Estrecho de Magallanes, específicamente en el sector de Bahía Inútil. Su presencia no tardó en llamar la atención de los escasos habitantes de esta área de la isla, pues se trataba de un ave cuyo hábitat natural se encuentra la Antártica y sus zonas cercanas. Entre esas personas se encontraba Cecilia Durán, dueña de la estancia donde los pingüinos habían decido instalar su colonia.
Cecilia pensaba que su presencia sería transitoria. Sin embargo, conforme fueron pasando los días el número de ejemplares comenzó a crecer sostenidamente. De cinco, el grupo aumentó a diez. Luego a 20, 30, 40, 50. En un par de meses, la colonia contaba con alrededor de 100 individuos.
El extraño fenómeno comenzó a circular de boca en boca, no sólo en la isla, sino también en el continente. En cosas de semanas, observar a los pingüinos se convirtió en el panorama de moda en Punta Arenas. Como no había ningún tipo de regulación, la gente los alimentaba, los tocaba. Los más incautos incluso corrían entre ellos para espantarlos. Cuando la situación se hacía insostenible, Cecilia tomó el toro por las astas y decidió crear el parque.
Atractivos
Atractivos
Una década ha transcurrido desde entonces. Hoy, la reserva cuenta con la infraestructura de primer nivel para que los turistas puedan contemplarlos sin provocar ningún tipo de impacto. Los puntos de observación están debidamente delimitados y las visitas se organizan con reserva previa. Pero no sólo eso. El parque es también un importante centro de investigación, que ha permitido a varios científicos estudiar en detalle esta hermosa especie.
Importante es que, estando en el parque, respetes las normas establecidas. No puedes gritar, traspasar las barreras de protección ni mucho menos alimentarlos.
Si estás en Punta Arenas, organiza tu visita con tiempo. Debes considerar que, para llegar a Tierra del Fuegos, debes cruzar el Estrecho de Magallanes en un transbordador, que funciona con horarios establecidos.
Ah… casi lo olvido. No olvides cargar combustible antes de partir. En la zona no hay estaciones de servicio. Evita pasar un mal rato.
¿Dónde está el Parque Pingüino Rey?
¿Dónde está el Parque Pingüino Rey?
Se encuentra en sector de Bahía Inútil, 114 kilómetros al sur de la comuna de Porvenir, Tierra del Fuego, región de Magallanes.
Clima del Parque Pingüino Rey
Clima del Parque Pingüino Rey
El clima es templado frío y húmedo. La temperatura media anual es de 9.4 †C de máxima y 1.9 †C de mínima. Las precipitaciones, que en promedio anual superan los 750 mm, son abundantes en todas las estaciones. En la zona montañosa el clima es más duro; los cordones están cubiertos de nieve entre los meses de abril y noviembre. Entre junio y octubre, las precipitaciones suelen ser de nieve.
¿Cómo llegar?
¿Cómo llegar?
Desde la ciudad de Punta Arenas, dirígete a puerto de la ciudad. Allí debes abordar un ferry, previa reserva, en el sitio http://www.tabsa.cl/portal/index.php/es/. Después de cruzar el Estrecho de Magallanes, desde Porvenir, debes tomar la Ruta Y-85 Km y avanzar hacia el sur por 114 kilómetros. El Parque está a un costado del camino y bien señalizado
Llama la atención que uno de los escenarios naturales más bellos de Chile viva bajo un permanente estado de vulnerabilidad. Con sus 1.814 km2 de superficie, el Parque Nacional Torres del Paine forma parte del selecto grupo de reservas cuya mayor virtud es, al mismo tiempo, su principal amenaza.
Casi 300.000 turistas llegan cada año a este mágico territorio para contemplar sus majestuosos paisajes y atractivos. La mayoría, qué duda cabe, lo hace de forma responsable, respetando las estrictas normas que buscan protegerlo.
Glaciar Gray
Pero no es menos cierto que, dentro de esa enorme masa de visitantes, hay individuos que se niegan a aceptar que el impacto que provocan por el simple hecho de estar ahí, recorriendo sus sinuosos y extensos senderos, por mínimo que sea, altera enormemente su frágil equilibrio.
Junto al equipo de Lugares que Hablan decidimos visitar Torres de Paine pocos días después del término de la temporada alta. La invitación nació de un grupo de voluntarios que, una vez al año, se reúne para mitigar la inevitable huella que los turistas dejan a su paso. Un trabajo silencioso, fundamental para preservar el ecosistema de uno de los sitios más emblemáticos de nuestro territorio.
Torres del Paine
Como siempre, salimos de Santiago de madrugada. Luego de cuatro horas de vuelo, aterrizamos en Punta Arenas. El frío patagónico que sentí al caminar por la loza del aeropuerto me advirtió que, en el último lugar del mundo, siempre hay que estar preparado para soportar el rigor de un clima que, si se le antoja, puede convertirse en un verdadero obstáculo.
Desde la capital de Magallanes, nos trasladamos en dirección norte hacia la ciudad de Puerto Natales siguiendo la serpenteante Ruta 9. Después de casi un día de interminable recorrido, llegamos a nuestro destino: el mítico Parque Nacional Torres del Paine.
Al día siguiente, bien temprano en la mañana, en el sector de Salto Grande, uno de los rincones más visitados por los turistas, nos recibió Javier Roger, uno de los guías más queridos del Parque Nacional. Antiguo brigadista de CONAF, “Flash”, como es conocido por quienes trabajan en la reserva, es uno de los impulsores de la llamada “Fiesta de la limpieza”.
Javier Roger, guía de Torres del Paine
En esta actividad, que se extiende durante una semana, participan voluntarios de diferentes lugares de Chile e incluso del extranjero, unidos por un objetivo: salvaguardar la que ha sido calificada en varias oportunidades como la “Octava Maravilla del Mundo”.
Debo reconocer que grabar esta parte del programa no fue algo agradable. Pero no se confundan. Flash y sus compañeros me conmovieron por su entrega y esfuerzo. Su amor por la naturaleza es un ejemplo consecuencia, digno de imitar.
Pero encontrarme con tal cantidad de desperdicios fue un golpe doloroso, que me llenó de vergüenza. Si la basura campea en un lugar como el Paine, donde el control es estricto, qué queda para otros lugares que no cuentan con medidas de protección.
Basura en Torres del Paine
Mientras recogíamos colillas de cigarrillos, envases plásticos y un sinfín de residuos, Flash notó mi malestar. Aunque comprendía mi estado, me confesó que la inconciencia de algunos turistas, lejos de paralizarlo, lo impulsaba a trabajar con más entusiasmo.
En sus excursiones, dijo, no sólo se limitaba a mostrar los atractivos del Parque, sino que también a educarlos para intentar cambiar sus hábitos. Es una tarea difícil, pero motivante, concluyó.
Al terminar la jornada, Javier hizo un cálculo aproximado de la cantidad de basura que habíamos recogido ese día y del total que llevaban durante la campaña: 120 kg.
Reglas Torres del Paine
A la mañana siguiente, con los primeros rayos del sol despuntando en el horizonte, nos desplazamos hacia la Estancia Las Torres. Allí nos reuniríamos con miembros de la AMA, una ONG que lleva adelante otro plan para preservar este verdadero paraíso: restaurar el sendero más transitado del parque.
Cristián Andrade es oriundo de Tierra del Fuego y desde hace seis años es la persona cargo de mantener operativos los senderos de la reserva. Su rol es fundamental, pues estas rutas no sólo permiten a los visitantes recorrer Paine de manera segura, sino que también ayudan a mitigar su impacto en el entorno.
Cristián me contó que hace algunos meses acompañó a un grupo de expertos a recorrer todas las rutas del parque para hacer un diagnóstico de su estado. La conclusión no fue precisamente alentadora: la mayoría de los caminos requería de arreglos urgentes.
Cristán Andrade
El problema, me explicó, es el costo del proyecto. Su ejecución dependerá de la recaudación de fondos, proceso que podría tardar más tiempo del recomendado.
Junto a Cristián y algunos miembros de la fundación participamos de la eparación de una escalera de piedras, que necesitaba un nuevo escalón. Desde un río, extrajimos algunas rocas de gran tamaño, que servirían como base para el peldaño.
Transportamos el material en carretillas y, a punta de hachas y picotadas, abrimos la tierra hasta dar con el espacio necesario para encajar el bloque. Fue un trabajo extenuante pero que, con afano y entusiasmo, pudimos terminar con éxito.
Reconstruyendo senderos en Torres del Paine
Quienes trabajan en Paine dicen que uno de los momentos más hermosos que puede vivir un turista mientras recorre sus senderos es encontrarse con un puma. Las posibilidades dar con un ejemplar son bajísimas. Este felino, solitario por naturaleza, es tan escurridizo, que avistarlo puede tomar varios días, incluso semanas. Es, literalmente, como buscar una aguja en un pajal.
Antes de viajar a Magallanes, mientras trazábamos la ruta, nos propusimos ir tras las huellas de este hermoso animal, que habita las zonas montañosas de todo el continente. No todos en el equipo estaban convencidos.
Como suele ocurrir en los viajes, nuestro irrefrenable deseo de conocer y descubrir es inversamente proporcional al tiempo que contamos para eso. Luego de un intenso debate, aceptamos el desafío. Para aumentar nuestras chances, decidimos dividirnos en dos grupos para abarcar una superficie mayor.
Puma en Torres del Paine
Miguel Fuentealba, quien lleva varios años dedicado a seguir la pista de este silencioso felino, fue el líder de mi grupo. Oriundo de Collipulli, apenas cumplió la mayoría de edad dejó la Araucanía y fue al último lugar del mundo en busca de su destino.
Se radicó en Punta Arenas y en su primera visita al parque logró fotografiar a dos ejemplares. Aunque las imágenes eran francamente deficientes, reconoció con un dejo de vergüenza, los guardaparques se mostraron sorprendidos por su buena suerte.
Miguel Fuentealba
Al poco tiempo, Miguel encontró trabajo en Paine como conductor de una van de turismo. Durante los trayectos, se entretenía registrando los paisajes. Y como la práctica hace al maestro, después de algunos meses su técnica mejoró de forma considerable.
El amor, me explicó, lo llevó hasta Santiago, donde vivió por tres años. En su estadía en la capital, se ganó la vida como estatua humana. Creó un personaje llamado “El Guerrero Pacífico”, con el que se pasaba tardes enteras sorprendiendo a los peatones que circulaban por el Paseo Ahumada.
Pero como su destino ya estaba escrito, regresó a Magallanes y se instaló junto a su pareja en Puerto Natales, donde siguió perfeccionando sus performances. Con el dinero que recaudó, compró equipos profesionales y se lanzó a la búsqueda del mítico puma. Hoy, es considerado uno de los más excelsos rastreadores de este felino.
Con Miguel y Paulina Alvarado, una de las pocas guardaparque de CONAF que trabaja en Paine, caminamos durante todo el día en busca de unos de los pocos felinos que habita en la reserva. Y aunque la travesía no resultó como esperábamos, en ningún caso se trató de un día perdido.
El Lago Sarmiento, uno de los rincones más bellos de la “octava maravilla”, fue el punto final de una jornada donde pudimos capturar imágenes increíblemente bellas.
Como debíamos seguir con las grabaciones, al día siguiente una parte del equipo, encabezados por Miguel y Paulina, continuó con las pesquisas del escurridizo animal, mientras yo me trasladaba a otro sector del Parque.
¿Se preguntarán cómo terminó la historia? Un puma hembra, conocida popularmente Mailén, que en mapudungún significa “poderosa, noble e inteligente”, apareció frente a las cámaras de mis compañeros y posó mostrando toda su majestuosidad. Mala suerte para mí, buena suerte para mis compañeros, mascullé cuando por radio me informaron del desenlace de la travesía.
Aunque perderme el encuentro con Mailén fue un sinsabor, no tuve demasiado tiempo para lamentarme. Esa misma tarde nos embarcamos en un catamarán con destino al que es, junto con los imponentes macizos de roca que dan nombre a la reserva, el principal atractivo de Torres del Paine: el Glaciar Grey.
Mi anfitriona en este tramo de la visita fue la entrañable Selva Díaz, quien durante su infancia y adolescencia tuvo el privilegio de vivir a los pies del glaciar. Mientras nos adentrábamos en el lago, Selva me contó parte de su historia.
Selva Díaz
Su padre fue un estanciero a la vieja usanza, silencioso y solitario, capaz de pasar semanas enteras perdido en la inmensidad de este territorio. A pesar de su rigor, fue un hombre especial, sabio, que explicaba el mundo a través de la naturaleza, los bosques, los insectos.
Algunos kilómetros antes de llegar a nuestro destino final, atracamos en Refugio Grey, el lugar preciso donde Selva escribió los primeros capítulos de su historia. Junto a uno de sus hijos, recorrimos lo que alguna vez fue la estancia de su familia.
Mientras nos internábamos en la espesa vegetación, Selva relató que su abuelo fue una de las primeras personas en llegar a este apartado rincón del país. La Reforma Agraria, impulsada por el gobierno de Salvador Allende, fue un mazazo para ella y sus parientes, quienes debieron abandonar este paradisiaco territorio luego de ser expropiado por el Estado. Su vida, dijo emocionada, nunca más volvió a ser la misma.
Nos despedimos de Selva y retomamos la ruta hacia el glaciar. A medida que nos acercábamos, el catamarán debió sortear gigantescos y azulados témpanos de hielo. Contemplar este espectáculo natural me produjo sentimientos encontrados.
A pesar de su belleza, el que naveguen a la deriva es consecuencia directa de los efectos del cambio climático. Esa misma mañana, me comentó uno de los tripulantes, se había desprendido un trozo de hielo de casi ocho hectáreas de superficie.
Kayak en el Glaciar Gray
Al llegar al glaciar, fue inevitable pensar en la fragilidad de este colosal paraíso. Un territorio de una belleza inigualable, pero cuyo porvenir, como el de muchos lugares del planeta, pende de un hilo. Su futuro, lamentablemente, no está en nuestras manos.
Sólo una política global de gran alcance, que se sustente en hechos concretos y no en panegíricas proclamas, donde las potencias se comprometan sinceramente a actuar a favor del medioambiente y no en sus propios intereses, puede revertir un panorama tan oscuro como incierto.
La primera vez que escuché hablar del Kiosko Roca fue días antes de visitar por primera vez Punta Arenas, hace ya casi siete años. Lo primero que me aclararon fue que este lugar no era un puesto de diarios ni revistas, sino una tradicional picada gastronómica, un imperdible de la capital de Magallanes.
Lo segundo –y lo más importante- tenía que ver con la preparación más popular de su carta, que a primeras podía parecer extraña, pero que, apenas la probara, mi sentido del gusto entraría en una dimensión inexplorada. ¿Saben de qué se trataba? De un choripán acompañado nada más ni nada menos que de una leche con plátano. Sí, leyó bien. Longaniza y leche.
El Roca, como les comenté, es un clásico. El negocio es pequeño y, para quien no lo ha visitado, puede pasar desapercibido. Una vez dentro, lo primero que llama la atención es la enorme colección de banderines, camisetas y posters del club Universidad de Chile.
Debo reconocer que, siendo un confeso hincha colocolino, estar rodeado de tanta publicidad “bullanguera” al principio me desconcertó. Pero esta sensación se esfumó apenas conocí a la cariñosa y carismática Rosario Rodríguez, quien fue su administradora por más de tres décadas hasta su lamentable fallecimiento, en 2016.
Inaugurada en 1932, durante 15 años ocupó un edificio emplazado en el corazón de la ciudad, junto a la catedral y la Plaza de Armas. En 1947, se trasladó hasta la calle Roca, donde ha funcionado ininterrumpidamente desde entonces.
Sin bien por aquel tiempo el sándwich de chorizo estaba en la carta, no fue sino hasta mediados de los 70 cuando la leche con plátano irrumpió en la receta, convirtiéndose con el paso del tiempo en un clásico de la región. El resto es historia.
Seguramente se deben preguntar cómo es el choripán con leche con plátano. Mi respuesta es categórica: increíble. La combinación de sabores es difícil de explicar con palabras. Lo único que puedo afirmar con propiedad es que, cada vez que voy a la ciudad, siempre me hago un tiempo para visitar el Roca.
Con el paso de los años, la fama de este restaurante trascendió las barreras geográficas y se hizo conocido en todo el país. De hecho, en 2012 fue galardonado como la mejor picada de Chile, título otorgado nada menos que por el Ministerio de Cultura y las Artes.
Este premio fue el impulso que necesitaba la familia para crecer y probar suerte en otras latitudes. Actualmente, el Roca tiene una sede recientemente inaugura en el centro de Santiago, a pasos de la Plaza de Armas. Como ven, no es necesario viajar hasta el último rincón del mundo para dejarse seducir por esta exótica preparación.
El Roca es la manifestación viva de la calidez y hospitalidad del pueblo magallánico. Allí, los sabores, la alegría y la camaradería forman parte de un todo. Aunque la querida Rola ya no está con nosotros, su legado está más vivo que nunca. Su pasión, su esfuerzo, su entusiasmo son valores que transmitió a su familia, cuyos integrantes han tomado la posta para llevar a este mítico kiosko al sitial que merece.
Datos de contacto
Pdte. Julio A. Roca 875, Punta Arenas, región de Magallanes
Hermanos Amunátegui 528, Santiago centro, región Metropolitana
Punta Arenas: +56 61 222 3436
Santiago: +56 2 2944 4955
Horario: de lunes a viernes, desde las 07:00 hasta las 19:00 horas. Sábados, de 08:00 a 13:00 horas