En la localidad costera de Hornopirén, a 32 kilómetros de la comuna de Hualaihué, en la región de Los Lagos, vive Manuel Guzmán, un reconocido escultor local que deslumbra por su talento y destreza para labrar la madera. Un luchador de tomo y lomo, incansable, que decidió ir tras sus sueños y hoy es motivo de orgullo para su familia y toda su comunidad.
La relación de este tallador con la madera es de larga data. Gran parte de su vida la dedicó a la carpintería, principalmente en faenas de construcción. Sin embargo, hace algunos años sufrió un grave accidente lo obligó a dejar su oficio y replantear seriamente su futuro. En un escenario lúgubre y de gran incertidumbre, Manuel no tuvo más remedio (afortunadamente) que poner todas sus energías al servicio de su sensibilidad e ingenio y jugársela en lo que siempre soñó: ser un artista.
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Si bien al principio debió lidiar con la incredulidad de su familia y amigos, quienes no dudaban de su talento, sino de la rentabilidad de un oficio injustamente desvalorado, Manuel se las arregló para demostrarle al resto, pero sobre todo a sí mismo, que era posible vivir de su pasión.
Y precisamente esa pasión se manifiesta en cada uno de sus tallados. La pulcritud con la que Manuel labra la madera estremece por sus finas terminaciones, que parecieran ser obra de una máquina sofisticada. Nada más lejano. Sus animales, fuentes, platos, macetas y sillas, sólo por nombrar algunos de sus trabajos, son pulidos con tal minuciosidad que es prácticamente imposible encontrar imperfecciones en su textura, siempre lisa y reluciente.
Manuel obtiene la materia prima del bosque. Lo que para algunos no es más que un palo muerto, para él es el punto de partida de un largo proceso. Después de diseñar en papel su idea, el primer paso es dar forma a la madera nada menos que con una motosierra, herramienta que domina como si fuera una extensión de su propio cuerpo. Una vez que la escultura ha adquirido su forma, la segunda etapa, tal vez la más compleja, es pulir la pieza con un galletero hasta que ésta quede completamente lisa. Dependiendo del trabajo, durante el día puede terminar una o dos piezas.
Las talentosas manos de Manuel se han ido haciendo conocidas con el paso del tiempo. A tal nivel llega su fama en la zona, que muchos se refieren a él como el “lacho de la moto”. Este apodo, vale la pena aclarar, no es porque conduzca un vehículo de esas características ni mucho menos porque sea un don Juan, sino porque cada palo que encuentra es capaz de convertirlo en una verdadera obra de arte.
Si quieres conocer a Manuel y su trabajo, debes visitar el Pasaje del Artesano, un lugar donde los artistas locales tiene el espacio para exponer su talento. Allí mismo, Macarena, la esposa de Manuel, administra un local de repostería, que es el complemento ideal para disfrutar de su enorme talento.
Dirección: Sector rural de Hornopirén, comuna Hualaihué, Región de Los Lagos
Contacto: +56 952594221