Régulo Sánchez de Carelmapu: artesano en raíces de alerce

En Carelmapu, una remota localidad costera de la comuna de Maullín, situada a casi 90 kilómetros de Puerto Montt, vive el último artesano en alerce de esta zona de la región de Los Lagos. Régulo Sánchez el nombre de este desatacado tallador, quien obtiene la materia prima desde las entrañas de la tierra y un modo bastante singular

Muchos años atrás, Carelmapu tenía un aspecto muy diferente al de ahora. Los bosques de alerce dominaban el paisaje y sus habitantes se ganaban la vida explotando su madera. Entre ellos se encontraba el padre de Régulo, un experto carpintero que dedicó su vida a la fabricación de embarcaciones. De él aprendió todos los secretos para trabajar un material de una extraordinaria no bleza, pero cuya tala indiscriminada casi acaba con la especie.

Cuando a fines de 1977 el Estado de Chile decretó la protección constitucional de los bosques de alerce, quienes se dedicaban a la actividad forestal debieron reinventarse. Por aquel entonces, Régulo aún no cumplía los 10 años y recién daba sus primeros pasos en la artesanía. De vez en cuando, escuchaba a los viejos hablar de las propiedades únicas de este árbol, de su versatilidad, de cómo se entregaba frente a las manos talentosas y expertas. Esos relatos quedaron guardados en algún rincón de su memoria, como un buen recuerdo de una época que no alcanzó a disfrutar.

Tiempo después, ya siendo adulto, Régulo descubrió que, en algunos sectores de la localidad, había raíces del mítico árbol desperdigadas en los bordes de los caminos que los mismos habitantes habían construido décadas atrás. Sin pensarlo demasiado, el artista decidió ir en busca de la materia prima que, como el más valioso de los tesoros, se oculta bajo la tierra.

El día que lo conocí, Régulo, junto a un grupo de amigos, intentaba extraer el raigón de un alerce alojado a un costado de la carretera que une Carelmapu con otras localidades de la zona. La faena no era sencilla. La raíz se encontraba a más de dos metros de profundidad y para arrebatársela a la tierra fue necesario, además de picotas y palas, la bestial tracción de una camioneta.

Con el botín en sus manos, Régulo me llevó hasta el taller donde trabajaba la madera. Sus obras me sorprendieron su fineza y variedad. Además de espejos, mesas de centro y maceteros, el artista me mostró aros, collares y anillos, entre otros objetos. Los barcos a escala, un silencioso homenaje a la memoria de su padre, ocupaban un lugar destacado en la sala.

Régulo está consciente de la importancia de su labor. Sin embargo, como cultor de la memoria, también siente incertidumbre por el devenir de este oficio. A diferencia del pasado, cuando con sus amigos competía por quién tallaba el barco con más detalles, los jóvenes de hoy no muestran demasiado interés por continuar con su legado. Así y todo, no pierde las esperanzas de que pueda transmitir su sabiduría a través de talleres en escuelas y otras instancias sociales.

Ubicación: Carelmapu, comuna de Maullín, región de Los Lagos.

Contacto: +56 9 92597407

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *