Un campesino que hace arte. Así se define Alejandro Cáceres, un prodigioso artista de la localidad de Nirivilo, en San Javier, que durante seis décadas ha dedicado su tiempo y energía para transformar la rústica madera en monumentales esculturas, que impresionan por la diversidad de sus formas y sus prolijos detalles.
Alejandro no estudió arte ni se especializó en escultura. Hijo de campesinos, su vida ha estado ligada a la tierra desde que tiene recuerdos. El don que posee, afirma sin falsa modestia, le llegó como un capricho del destino y comenzó a manifestarse bien temprano, antes de cumplir los siete años. Sus primeras obras las hizo con arcilla y greda, sin más conocimientos que el de su propia intuición. A los 20 años, descubrió la madera, materia prima que ha sido su compañera por más de cuarenta años y que le ha permitido materializar sus creaciones más célebres, reconocidas tanto en Chile como en el extranjero.
Alejandro es un tipo sencillo, que evade los elogios y se resiste a los reconocimientos, que afloran espontáneamente apenas pones tus pies en su propiedad, una pequeña parcela escondida entre cerros y lomas. La casa, el taller y la galería donde Alejandro expone algunas de sus trabajos fueron levantadas con sus propias manos. Construidas en madera y greda, las tres poseen la misma forma circular y un piso cubierto de cuarzo molido que, al caminar sobre éste, deja escapar un leve y relajante murmullo.
Recorrer esta verdadera galería es una experiencia que despierta todos tus sentidos. El circuito comienza con dos esculturas en tamaño real de un campesino y una niña, figuras inspiradas en su padre y una de sus hijas. Unos metros más más adelante, dos enormes manos de madera dan forma a un portal cuya misión, explica el artista, es llenar buenas energías a quien lo visite.
Lo que viene es lo más parecido a una epifanía: decenas de obras de gran tamaño, formas y estilos dan vida a espacio extraordinario, que atrapa y envuelve. Allí, el tiempo se congela y toda la racionalidad se derrumba. Estar ahí es como habitar una dimensión paralela, algo que nunca podrás sentir en otro lugar.
Alejandro cuenta que sus creaciones son fruto de un largo proceso, que comienza cuando una imagen, casi siempre de manera involuntaria y fortuita, emerge en su mente y no desaparece hasta que se hace realidad. Prescindiendo del lápiz y el papel, el escultor se toma todo el tiempo que estime conveniente para que esa inspiración empiece a adquirir su forma definitiva. Cuando eso ocurre, El artista se interna en su campo en busca de la madera que con la que materializará su obra.
Cada escultura tiene su propio tiempo. Algunas, dice Alejandro, le pueden tomar semanas, otras un par de meses. Es que para él cada proceso es diferente y éste está mediado por la energía y la conciencia, elementos engañosos, que se muestran mansos, pero que a la larga son indomables.
Si bien a fines de 2020 Alejandro decidió dar por terminada su carrera como escultor, su casa está abierta para que la gente conozca pueda conocer su obra. Durante todo el año organiza talleres de arte y arquitectura, pensando principalmente para escolares y estudiantes universitarios.
Alejandro es un artista consagrado, dotado de un talento único, que, al menos yo, nunca había visto antes. Visitarlo es una experiencia extraordinaria, que atesorarás por siempre
Ubicación: Nirivilo, San Javier, región del Maule
Contacto: +56 9 94942587
Correo: contacto@alejandrodenirivilo.cl