Rubén Soto es toda una institución en el sector de La Chimba, sobre todo para quienes viven o trabajan en las inmediaciones entre Hospital Clínico de la Universidad de Chile y el Cementerio General. Apostado en una de las veredas de la transitada Avenida La Paz, no hay nadie en este sector de la comuna de Independencia que no conozca o al menos haya oído alguna vez hablar del “Askeroso”, el legendario kiosko de sándwiches que por casi dos décadas ha llenado los estómagos de sepultureros, deudos, familiares de pacientes, funcionarios de la salud y estudiantes de medicina.
El origen de este popular local se remonta al año 2005 cuando, luego de ser despedido de una multitienda, donde trabajaba como promotor de una marca de pinturas, decidió invertir el dinero de su indemnización en montar un local de comida. Aunque no tenía experiencia en el tema, sabía que, si jugaba bien sus cartas, el negocio podía funcionar. Y su apuesta fue tan sencilla como efectiva: ofrecer el sándwich más contundente de Santiago.
“Es lo mejor que me pudo pasar”, reconoce.
Fue un grupo de estudiantes de medicina de la Universidad de Chile, a las pocas semanas de ser inaugurado, el que le dio el mítico nombre al local. Como su principal sándwich era el ass (un completo con carne de churrasco en lugar de una vienesa), para premiar su contundencia los jóvenes lo bautizaron como el “asqueroso”. Rubén sintió que ese simple juego de palabras retrataba el alma de su local, ingenioso y alegre, por lo que mandó a pintar un cartel con la nueva marca.
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No pasó mucho tiempo para El Askeroso se hiciera conocido. A los estudiantes, se fueron sumando trabajadores del hospital, familiares de los pacientes e incluso connotados especialistas. Para hacer frente a la gran demanda de comensales, Rubén apostó por ampliar la carta con nuevos sándwiches, con nombres como “trombosis”, “coronario”, “asesino” y “KK Kast”, entre otros, que terminaron por consolidar el negocio y convertirlo en un emblema del barrio.
Pero decir que el “Askeroso” es sólo una picada de paso, es ser poco generoso. Este local ya es parte del patrimonio cultural de la comuna. Y eso no sólo es gracias a sus creativas preparaciones. Si la comunidad le tiene un cariño enorme, es porque Rubén ha colaborado para que el barrio sea un mejor lugar, donde todos y todas se sientan orgullosos y a gusto. Además de la biblioteca popular que levantó a un costado del kiosko, solía visitar a los pacientes del hospital para entregarles libros y así hace un poco más llevadera las internaciones. Todos los viernes, antes de cerrar, también solía preparar una decena de platos para repartir entre las personas que pernoctan en la calle, en su mayoría gente con problemas de adicción.
Como a casi todo al mundo, la pandemia fue un golpe terrible para el negocio. A pesar de su esfuerzo, el “Askeroso” no pudo soportar la crisis y debió cerrar las puertas del local, poniendo fin también a sus iniciativas comunitarias. Si bien el negocio se mantuvo operativo a través de repartos a domicilio, no fueron pocas veces en que Rubén pensó en darle una digna sepultura a su boliche. Sin embargo, fue la propia comunidad la que convenció a las autoridades municipales de la importancia de este lugar, que encontró un nuevo espacio para volver a funcionar.
Para alegría de sus clientes y vecinos, el “Askeroso” ha vuelto a levantar sus cortinas para entregar sabor y alegría a un barrio histórico de Santiago. Un lugar que definitivamente debes conocer. Yo Lo Recomiendo.
Dirección: Avenida La Paz 930, Independencia, Región Metropolitana.
Contacto: +56 9 6149 0599
https://www.instagram.com/el_askeroso/
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