Hacer Lugares que Hablan me ha permitido conocer una enorme cantidad de atractivos que, en otras circunstancias, vale la pena reconocer, difícilmente habría visitado.
De norte a sur, de mar a Cordillera, la accidentada geografía de Chile nos regala paisajes deslumbrantes, llenos de contrastes, colores y formas. Y aunque todos tienen un denominador común que, es su belleza, siempre he sentido fascinación por los volcanes.
Imponentes, caprichosos e impredecibles, a mi modo de ver, reflejan la fuerza más pura y salvaje de la naturaleza, una que surge de sus entrañas y que es capaz de cambiar, en cosa de horas, todo el territorio que los rodea.
Nuestro país cuenta con más de 2900 volcanes, de los cuales 80 mantienen algún grado de actividad. Esto que representa nada menos que el 15% a nivel mundial. Increíble, ¿no?.
Si bien la mayoría de ellos son inaccesibles, hay algunos que son perfectamente abordables. Desafiarlos no es sencillo, pero con temple, voluntad y esfuerzo, es posible llegar hasta sus cráteres.
En este post quiero compartir con ustedes los cuatro volcanes a los que me he enfrentado y he salido airoso.
Volcán Lonquimay, Región de La Araucanía
En la Araucanía, una región donde los volcanes dominan el horizonte, ascender al cráter Navidad del Lonquimay es una experiencia memorable. Su nombre, vale la pena mencionar, se debe a la última vez que entró en erupción: el 25 de diciembre de 1988.
Para llegar hasta su cráter, primero debes hacer una caminata de aproximadamente cuatro kilómetros. Son dos o tres horas de un silencioso andar sobre piedra volcánica. Al llegar a la base, viene la parte más exigente del desafío: enfrentar una pronunciada cuesta de 120 metros de altura, que podrá a prueba toda tu capacidad física.
Una vez arriba, podrás sentir la fuerza interior de la tierra bajo tus pies y contemplar el increíble paisaje que se extiende a tu alrededor, compuesto por una enorme capa de lava y, bien al fondo, los milenarios bosques de araucarias.
Volcán Chaitén, Región de Los Lagos
Su última erupción, ocurrida en 2008, fue tan devastadora que obligó a los habitantes de Chaitén a construir un nuevo poblado en una zona segura, lejos de su colosal poder de fuego. Ascender al cráter de volcán no es tarea sencilla, pero, comparado con otros macizos de similares características, es perfectamente abordable.
Aunque sólo un kilómetro separa su base del cono, son cerca de tres horas de intensa caminata. En el primer tramo, debes seguir una huella que a ratos se pierde por la exuberante y espesa vegetación patagónica, además de sortear varios arroyos por donde corre el agua de la más alta pureza.
A medida que asciendes, podrás ver la gigantesca huella por donde circuló la lava ese emblemático 25 de diciembre, una lengua negra de 10 kilómetros que destruyó, sin misericordia, más de 200 hectáreas de bosque nativo.
Como suele ocurrir con los grandes desafíos, los últimos 200 metros de caminata son los más difíciles, pero el esfuerzo tiene un premio más que merecido. Contemplar la gigantesca cavidad por donde irrumpió el magma y que obligó a más de cinco mil habitantes a empezar su vida en otro lugar, es algo indescriptible.
Complejo Volcánico Mocho – Choshuenco, Región de Los Ríos
Enclavado en una de las zonas más hermosas del sur de Chile, conocida popularmente como Los Siete Lagos, este complejo volcánico, cuya altura máxima es de 2422 metros, tiene la particularidad de contar con dos conos, el Mocho y el Choshuenco, que están separados por no más de 50 metros. Actualmente inactivo, su última erupción ocurrió en 1937.
A menos que seas un experto, para ascender hasta el cráter del Mocho debes contratar los servicios de un camión oruga, que se interna en la cordillera hasta llegar hasta los 2.200 metros. Desde el plató, tienes que equiparte con crampones y comenzar una zigzagueante caminata de casi dos horas.
Intenso, sí, pero el premio por llegar hasta la cima es asombroso: un paisaje de una extraordinaria belleza, compuesto por los siete lagos que inundan los verdes y fecundos valles. Impresionante
Volcán Nevados de Sollipulli, Región de La Araucanía
Noventa y ocho kilómetros al este de Temuco está el primer Geoparque del país: Kutralkura, un territorio que une cuatro comunas, cinco volcanes y la historia geológica de los últimos 250 millones de años. Entre tanta belleza, el Sollipulli deslumbra no sólo por su imponente presencia, sino también por un capricho de la naturaleza que cuesta creer que sea real: en el interior de su cráter descansa nada menos que un glaciar de 14 kilómetros cuadrados.
Si te animas a ascender el Sollipulli, no sólo tendrás una increíble panorámica de región. Incluso puedes caminar por sobre la gigantesca masa de hielo, cuyo centro tiene una profundidad de 500 metros.