Emprendedores chilenos El fabricante de morteros y artesanías en piedra

Los morteros son un implemento fundamental en cualquier cocina. Si no fuera por este sencillo utensilio, nuestras comidas tendrían un sabor distinto, más débiles e insípidas, con menos personalidad. Y aunque existen algunas variaciones más sofisticadas, como los fabricados con cerámica, el genuino mortero debe ser de piedra e indestructible. Bien lo sabe Manuel Machuca, un artesano de la comuna de Navidad que desde hace siete años se dedica a confeccionarlos.

Nacido en el sector de la Boca, Manuel ha dedicado toda su vida a trabajar en la construcción. Amante de las piedras en todas sus formas y dimensiones, desde niño solía recorrer la desembocadura del río Rapel recolectando guijarros para su colección personal. Aunque por su oficio conocía algunas técnicas para labrarlas, nunca se había atrevido a hacer algo con ellas.

En 2015, su esposa lo animó a probar. En un comienzo, Manuel no supo qué hacer con sus piedras, así que se lo tomó con calma. Un día, mientras trabajaba en una obra, se le apareció la imagen del mortero. La idea agarró fuerza cuando comprobó que, al menos en la zona donde vivía, nadie los fabricaba.

Convencido con la idea de haber descubierto un nicho, durante meses Manuel dedicó sus ratos libres aprender las técnicas para dominar el cincel y el galletero. Cuando logró armarse de un bueno número de morteros, decidió probar suerte en la feria artesanal del balneario de Matanzas. La recepción de los turistas fue tan buena, que Manuel vendió todo. Ese fue el empujón final para seguir adelante con su emprendimiento.

Pero el despegue definitivo se produjo un par de meses después cuando el dueño de un hotel del mismo balneario le preguntó si podía fabricar platos de piedra. Manuel no lo dudó un segundo y aceptó el encargo.

Y el resto es historia.

 

Hoy, además de sus célebres morteros, Manuel elabora fuentes, lavamanos y maceteros. Si bien lo que produce aún no le permite dedicarse a este trabajo a tiempo completo, no pierde las esperanzas de que, en el mediano plazo, pueda hacer realidad ese anhelo. Por ganas, claro está, no se queda.

Manuel cuenta que, en una jornada de trabajo, puede hacer entre cinco y 10 morteros. El valor de las piezas varía según su tamaño. Mientras los más pequeños cuestan $5.000, los más grandes llegan a $25.000, un precio bastante razonable dado el gran esfuerzo que conlleva su fabricación.

El trabajo de este artista es de primer nivel, no sólo por la técnica y la calidad de sus productos, sino porque detrás de cada utensilio hay pasión y amor. Y eso se nota.

Dirección: Sector de La Boca, Navidad, Región de O’Higgins

Contacto: +56 988638805

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