Adriana Tureuna, artesana en telar

Adriana Tureuna es una artesana de la comuna de Quemchi que ha dedicado gran parte de su vida a rescatar las antiguas técnicas textiles del Archipiélago de Chiloé.

A sus 61 años, es una de las últimas tejedoras en kelgwo, un telar de origen huilliche utilizando principalmente para elaborar productos de gran tamaño, como alfombras y choapinos.

Productos de Adriana Tureuna

A diferencia del mapuche, que se arma y se usa en posición vertical, este ancestral artefacto se despliega de forma horizontal y a escasos centímetros del suelo, lo que demanda gran esfuerzo físico.

Adriana recuerda que sus primeros pasos como artesana los dio a los ocho años, cuando su madre y abuela la enviaban al campo a recolectar raíces, cortezas y otras fibras vegetales con las que teñían la lana después de lavarlas.

Adriana Tureuna trabajando

Eran tardes tranquilas, de observación y aprendizaje, donde los consejos, anécdotas e historias daban forma a un gran relato. Así nació la pasión de Adriana por las tradiciones de su tierra, un sentimiento que hasta el día de hoy la impulsa a seguir aprendiendo y traspasando su sabiduría a las nuevas generaciones.

Su talento natural y la experiencia adquirida en más de cinco décadas, se reflejan en sus sofisticados productos, que son considerados verdaderas piezas de colección.

Poncho de Adriana Tureuna

Además de sus reconocidas alfombras, cuyos diseños con flores bordadas son marca registrada, Adriana también elabora frazadas, chales y otras prendas de vestir, con las que habitualmente recorre el país participando en ferias, exhibiciones y talleres.

  • Dirección: Quemchi, Isla Grande de Chiloé, Región de Los Lagos
  • Contacto: +56 9 3244 3112

Betty Barría, artesana en telar

Puede parecer una exageración, pero hay quienes dicen que en Chiloé algunas mujeres aprender a manejar la lana incluso antes que caminar. Betty Barría bien lo sabe. Oriunda de la comuna de Quemchi, dice que, entre sus recuerdos más preciados de la infancia, están aquellas tardes de lluvia en las que ayudaba a su abuela a convertir los vellones en ovillo, mientras observaba cómo sus hábiles manos tejían chalecos, gorros, pantuflas y ponchos.

Betty tenía un talento especial. Ya a los nueve años manejaba a la perfección el tejido en palillo, técnica que fue puliendo con el tiempo y que hoy, a sus 58 años, traspasa a las nuevas generaciones, tanto en el Archipiélago como fuera de éste. La generosidad de compartir la sabiduría es una de las expresiones culturales más propias de Chiloé, una tradición que hace de éste, un lugar único de nuestro país.

La artesanía es un proceso de aprendizaje permanente, que nunca acaba. Betty explica que recién hace 12 años comenzó a trabajar la lana en telar, una técnica diferente, que exige esfuerzo y concentración, pero que le permite tener una oferta mayor de piezas para ofrecer.

Los trabajos de Betty son variados, pero los que más destaca son los chalecos, gorros, pantuflas y alfombras y bajadas de cama. De un tiempo a esta parte, también ha innovado creando objetos ornamentales. Un cojín con forma de ballena, tejido íntegramente con palillos, es uno de los más cotizados por los turistas.