Si hablamos del “desierto más árido del mundo”, la primera imagen que se nos viene a la cabeza es la mundialmente conocida comuna de San Pedro. Visitado durante todo el año por miles de personas, junto a Rapa Nui y Torres del Paine, este destino se erige como uno de los polos turísticos más emblemáticos del país. Pero, lo cierto, es que el norte de Chile cuenta con muchos más lugares por descubrir y visitar. La región de Atacama es un buen ejemplo. Allí, la lista de atractivos es enorme y con un verdadero potencial turístico que, sorprendentemente, aún no ha explotado del todo.
La mejor prueba es “El Medanoso”, el campo de dunas más grande de Chile. Perdido en medio del desierto, este sitio posee una superficie de 330 kilómetros cuadrados y una altura que supera los 550 metros. Majestuoso y colosal, la notable singularidad de su estructura y el gran volumen de arena que da forma a sus empinados cerros, lo convierten en un sitio de una enorme belleza, pero también muy relevante en términos científicos.
Como todo buen tesoro, el Medanoso no es un lugar al que se acceda con facilidad. El desierto es un verdadero laberinto y, si te vas a internar en él, más te vale ir acompañado. En caso contrario, las posibilidades de extraviarse son bastante altas y sus consecuencias, impredecibles. Por eso, cuando decidimos ir en busca de este misterioso sitio, me puse en contacto con Carlos Pizarro y Rodrigo Tapia. Oriundos de Copiapó, ambos conocen los yermos páramos del desierto como la palma de sus manos y desde algún tiempo idearon un emprendimiento local con un desafiante objetivo: posicionar turísticamente a esta zona de la región con el gigantesco campo de dunas como su principal atractivo.
Para llegar al Medanoso, Carlos y Rodrigo utilizan buggys, vehículos de doble tracción que se adaptan a las condiciones del terreno. Montarse en una esas máquinas y perderse en la pampa es una aventura en sí misma. Mientras avanzábamos, Carlos me explicó que, para conocer las dunas en su real dimensión, lo ideal es estar ahí al mediodía. A esa hora, los pliegues y relieves de la arena se exponen directamente al sol, formando un paisaje de luces y sombras visualmente extraordinario.
Para quienes practican sandboard, este lugar es el paraíso. Así lo demostró Carlos, quien descendió sobre una tabla cerca de 300 metros a una velocidad promedio de 35 kilómetros por hora.
Como pueden ver, El Medanoso es un atractivo que deslumbra por su belleza y que todo amante de la naturaleza debería visitar alguna vez en la vida. Es un viaje hacia la Atacama más profunda y desconocida, a la que muy pocos turistas han llegado.
Por eso, a Carlos, Rodrigo y las dunas del Medanoso yo los recomiendo.
- Ubicación: Copiapó, Región de Atacama.
- Contacto: Carlos Pizarro, Agencia Chillitrip, +56 981909019